Descripción limpia:¿Puede la idea de pueblo instituirse como un concepto delimitado en la indagación de los motivos políticos que acompañan la formación de una sociedad? ¿Tiene un lugar determinante en las reflexiones político-filosóficas sobre soberanía, Estado, nación y sociedad civil? Estas preguntas, recurrentes en debates sociales, políticos y antropológicos, capturan también la atención de la filosofía, que interroga la “unidad” del concepto. ¿Quién designa a un pueblo? ¿Cuándo las acciones de las multitudes reflejan una unidad aparente en su devenir político-social? Estas cuestiones revelan cómo la idea de pueblo conlleva una impropiedad: no nombra propiedades específicas ni identidades, sino que proyecta una multitud en el tiempo, su construcción como sujeto político. Este devenir es también proyecto de politización, sostenido por acciones y afectos comunes que evidencian su carácter ficcional. “Un” pueblo, “los” pueblos, emergen en el terreno de la ficción, organizando su voz desde lo que podría ser. Así, el pueblo es devenir, imponiendo al presente aquello por-venir. Esta temporalidad lo pone en suspenso: sustentado en ficciones y normas que conjuran la violencia, está siempre expuesto a su propia zozobra. Los autores/as de esta obra asumen el pensamiento filosófico como cantera común, y la idea de pueblo como escenario de tensión donde se figuran las formas políticas, históricas y sociales con que las multitudes narran su tránsito por la historia.Descripción ampliada:Explora la idea de pueblo como categoría que desafía las fronteras entre lo político y lo social. Este ensayo analiza si el pueblo puede entenderse como un concepto delimitado o si, por el contrario, es una construcción en permanente devenir: una voz colectiva que se forma y se deshace en la historia, siempre sujeto a tensiones entre soberanía, Estado y ciudadanía. A través de un diálogo entre debates contemporáneos y la reflexión filosófica clásica, la obra pregunta quién dice quién es el pueblo y en qué momentos las acciones colectivas revelan o ocultan una unidad real. El libro sostiene que la noción de pueblo conlleva una impostura: nombra una identidad que no está hecha de propiedades fijas, sino de una multitud que se proyecta en el tiempo y que adquiere forma como sujeto político a partir de prácticas, afectos y ficciones compartidas. En su recorrido, se observa al pueblo como un proyecto de politización: un escenario donde lo político se articula históricamente con lo social, y donde la narrativa de la multitud traza su ruta a través de la historia. Así, el pueblo es devenir: un concepto que, al imponerse sobre el presente, revela aquello que podría venir. Esta temporalidad está cargada de suspenso: está sustentada en ficciones y normas que conviven con la violencia y, por ello, permanece vulnerable a la zozobra. Con un lenguaje claro y una mirada rigurosa, la obra invita a repensar la democracia y la vida cívica desde la perspectiva de la filosofía y la antropología, acercando al lector a preguntas que atraviesan soberanía, nación y sociedad civil. Un texto que dialoga con conceptos centrales y ofrece herramientas para entender cómo las multitudes narran su tránsito por la historia y cómo ese tránsito modela las formas políticas y sociales de nuestro tiempo.